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Monos y dependencias




Cabizbajo y encorvado, camino arrastrando los pies pesadamente por las aceras mojadas de una ciudad triste y fría. Ando zigzagueando…apoyando mi quebrado cuerpo en duras esquinas y refugiándome en extraños portales de esta lluvia que se clava en mis huesos como navajas de hielo.

Me siento sin fuerzas…debilitado…mi sangre domada reclama su almuerzo, dos días estás sin introducirte en mi cuerpo. No soy consciente de mis gestos y la gente se aparta de mí obsequiándome con miradas de desprecio. Con tremendos esfuerzos, anestesiado, vago sin rumbo buscándote por las calles vacías. Dos días hace ya…

Me derrumbo exhausto contra los vidrios de una parada de bus y me dejo del mundo. Se apaga mi luz…ya no resiste mi cuerpo…dos días hace …
Me hago invisible al mundo, nadie me ve, todos ignoran a ese pobre infeliz que bajo la lluvia llora.

Calidez en mis mejillas, siento tu aroma…abro los ojos.
Sostienes delicadamente mi rostro entre tus suaves manos y en mi último aliento besas mis resecos labios.
De repente un torrente de vida sacude mi cuerpo, alimentas mi sangre…me yergo.
-¿Estas bien, amor? Me preguntas..
- Ahora sí. Le contesto. -Tenías razón, perdí la apuesta. No sobrevivo dos días sin chutarme tus besos.

Sinuhé G. (Reeditions)


Libelulas en el techo


Como detalle al pequeño homenaje que me habeis hecho publicando vuestros relatos. Os dejo el que escribí hace un tiempo y que fué el principio de toda esta historia. A veces no hay palabras para expresar lo que uno siente, de modo que, en lugar de palabras rebuscadas, os regalo a todos mis libélulas personales.




LIBELULAS EN EL TECHO



Algunos días... al despertar, encontraba en mi habitación libélulas de colores revoloteando por el techo…otros, pequeñas mariposas de largas antenas.
Intrigado, decidí investigar el misterio y pasé varias noches en vela intentando averiguar por donde se colaban aquellos seres, pero no obtuve resultados y en esas mañanas no encontré más que el frescor burlón de la madrugada.


Hasta que una noche, me hinchaste de amor de tal manera que mi sangre tuvo que desechar las moléculas del sueño para hacer hueco a tus contorneados átomos del sexo, que apretaditos, inundaron todo mi ser.

Y allí estabas tú, abrazadita a mi cuerpo insomne y sonriente.
Y allí estaba yo, a las cuatro y doce de la madrugada, observando tu suave piel bajo el reflejo
de la luz de la luna que se colaba insolente por la ventana.

Andaba sumido en mis ensoñaciones sobre los parecidos de las curvas de tu cuerpo con las dunas del desierto cuando escuché el zumbido leve de un mosquito, y guiándome por el oído lo vi posarse en mi pierna, por no moverme y perturbar tu sueño, dejé que me picara y observé como absorbía un poquito de mi sangre enamorada.

A los pocos segundos... el mosquito comenzó a brillar con blanca luminiscencia y su pequeño cuerpo se fué metamorfoseando lentamente… se le estiró el cuerpo… se le agrandaron las alas…y, lentamente, cambio de color hasta convertirse en una libélula de brillantes matices metálicos.

Feliz y satisfecho sonreí en la madrugada, pues ya había descubierto el misterio.
Y ahora… en las templadas noches de primavera, cuando a través de tus besos introduces sobredosis de amor en mis venas, me dedico absorto a contemplar mosquitos y a observar maravillado como, mágicamente, se transforman en mágicas libélulas y en pequeñas mariposas blancas de largas antenas.


Sinuhé



Hasta que vuelvas

Unas cumbres lejanas y solitarias,
y entre las cumbres, una helada montaña,
y en la helada montaña, una gigantesca roca,
y en la roca, milenios de petrificados estratos,
y bajo los estratos…
un corazón
que seguirá latiendo con su imperceptible tic,tac,tic,tac…
hasta que vuelvas…
o viceversa.
.
.
.
.
Sinu
.
.
.
.
.
...y bajo el corazón...
tu sonrisa.

¿Por qué viven los canguros en australia?

Los científicos, tras décadas de estudios sobre estos peculiares animales, han llegado a la unánime conclusión de que los canguros viven exclusivamente en Australia para que la tierra mantenga su órbita correcta.
A priori puede parecer que no tenga ningún sentido, pero si nos fijamos un poco en el globo terráqueo, observaremos que en las antípodas de Australia esta justamente España.
Y ete aquí el motivo; famosos son los españoles en el mundo entero por su fogosidad y brío en las artes amatorias y cuando cae la noche y la maquinaria ibera se pone en funcionamiento, los achuchones y empellones que por estas tierras se prodigan, hacen pensar a los expertos que podrían desplazar el planeta de su órbita ciento sesenta y nueve metros al año (datos de la universidad de Albacete) , con lo cual a estas alturas el planeta tierra debería de rondar cerca de la estrella de Orión.
Pero como siempre, la naturaleza es sabia y en su proporción divina creó una especie de animales saltarines en el lado opuesto de la tierra para contrarrestar estos desfases translacionales. De este modo, cuando en España anochece y comienza el tamborileo amoroso, en Australia amanece y los canguros comienzan a brincar. Para de este modo, mantener a la madre tierra en su perfecto movimiento perpetuo por los siglos de los siglos. Amén.

Sinuhé G.

Cuando como langostinos... veo hadas.



Sé que parece algo increíble, pero así es. La primera vez que me ocurrió fue el día después de mi comunión. Estaba yo sentado en la taza del váter cuando de pronto…¡ZASSS!!..se materializó sobre el lavabo mi primer hada. Era más o menos del tamaño de un tubo de dentífrico y poseía unas enormes y plateadas alas como de mariposa. Vestía unos pantalones de cuero ceñidos y una chupa también de cuero de las que se llevaban antes, de esas de cremalleras. Tenía el pelo largo, liso y violeta, orejas puntiagudas y unos enormes ojos verdes. Era guapísima en todo su conjunto.
Yo quedé un poco azorado ante la surrealista situación. Tras unos segundos de silencio, ella me preguntó:
-¿Ya has escuchado el último disco de Marta Sánchez?
Yo, medio tartamudeando le contesté que sí, que me gustaba mucho.
Y así estuvimos un rato charlando sobre Marta Sánchez, los secretos y algún que otro grupo de moda. Hasta que de repente caí en la cuenta que yo seguía con los pantalones en los tobillos y en posición no demasiado novelesca. Levanté un poco el culo para subirme los pantalones y de repente volvió a desaparecer tal y como había aparecido dejando en su lugar una burbuja de jabón que explotó a los pocos segundos.
Como es lógico, no tarde demasiado en ir corriendo a contar la experiencia a mis mejores amigos, pero ante las diversas chanzas y burlas decidí que mejor sería guardarme para mí el tema. Aún así, me tocó arrastrar durante varios años un sinfín de apodos no demasiado originales a raíz de aquello.
Al cabo de unos meses, me volvió a suceder exactamente lo mismo. En la misma postura y en el mismo lugar…¡¡¡ZASSSS!!!!.. apareció de nuevo un hada. No fue la misma que la primera vez, esta vestía unos vaqueros y una camiseta blanca, tenía el pelo corto y rubio y era muy morena de piel. Esta vez el tema de conversación fue el mundial de fútbol y sobre todo Naranjito. Tuvimos una pequeña discusión sobre si naranjito tenía picha o no. Al igual que la primera vez, también desapareció cuando levanté el culo de la taza.
Estas apariciones de hadas, siempre distintas, se han dado cada cierto tiempo durante el paso de los años. En navidad bastante más que el resto del año. Siempre, cuando se me han presentado, he estado sentado en un wáter, aunque no en el mismo. Y hasta hace muy poco, no me había percatado de que siempre me sucedía cuando comía langostinos…bueno, más bien cuando los descomía.
Me di cuenta de ello este verano. En un chiringuito de playa nos sirvieron un plato de langostinos de más que dudosa frescura y procedencia, pero como nunca he sido demasiado escrupuloso en estos aspectos, me los metí al coleto en un santiamén.
Horas más tarde, entre sudores fríos y fuertes dolores de barriga, andaba yo agarrado a la taza y maldiciendo en arameo al camarero que dijo aquello de “¡Aquí están los langostinitos de vinarozzzzzzzz , fresquitos, fresquiiiitosssss!!!” .
Cuando ¡¡ZASSSS!!! Allí estaba el hada, pero esta vez era muy distinta de las otras veces, estaba demacrada, vestía un chándal raído del betis, y no se entendía muy bien lo que decía. Lo único que capté bien fue:
-¿Me das un euro para el bus?-
Para una vez que tuve prisa para que desapareciera, las cagaleras me impidieron levantar el trasero con la prestez por mi deseada.
Hay até cabos y llegué a la conclusión que más tarde he podido comprobar de que cuando como langostinos, veo hadas, y que cuando los langostinos más buenos son, mas guapas y mejor conversación tienen las hadas.
Ahora me ha dicho el médico que tengo el ácido úrico por las nubes, que a ver si me cuido un poco más. Y espacio un poco más mis ingestas de langostinos y mis entretenidas charlas con las hadas. Ya no me siento cohibido por estar en posición poco noble cuando se me presentan y tan solo interrumpe nuestras conversaciones mi mujer aporreando la puerta y gritando:
-¿Qué haces hay tanto rato?¡¿Ya te has dormido otra vez cagando????¡¡¡
Cuando me jubile, pienso irme a vivir a Vinaróz. Me han dicho que en la lonja, cuando llegan los barcos, se pueden encontrar los mejores langostinos del mundo.

Sinuhé Gorris (Reeditions)

El apagón



Durante la tormenta se esfumó la luz y el barrio quedó a oscuras. En la finca de la esquina María y Luis contemplan los relámpagos ilusionados como niños, desde su ventana. En los pisos de enfrente, Ana y Ricardo dibujan corazones con sus dedos en el cristal empañado. En el séptimo b, Graciela, tumbada en su cama escucha el golpeteo de las gotas en sus persianas. Un poco más cerca, Alba Y José sonríen al ver correr a algún que otro incauto bajo la tormenta.
Graciela, al son de la lluvia, acaricia sus pechos y pequeños arcos voltaicos saltan de la punta de sus dedos hasta sus pezones. Los dibujos de Ana y de Ricardo se van difuminando en los empañados cristales para renacer en sus desnudas pieles, los nuevos trazos, lentamente, van cargando de electricidad estática sus sexos. Luis y María, bajo las sábanas, siguen contemplando los relámpagos, pero ahora, éstos tienen diferentes orígenes y destinos. Alba y José, se aman contra las ventanas y las chispas del rozamiento atraviesan los cristales cayendo hasta las mojada calle, y quemando a algún que otro incauto bajo la tormenta.
Llueve más fuerte, truena más hondo.
Graciela, juega entre sus piernas con su soledad y de su vientre comienzan a escapar rayos eléctricos hacia las desnudas bombillas del techo. Luis, descarga sus relámpagos en María que, en cronometrado doblaje, transforma sus gemidos en retardados truenos. Ricardo y Ana, completan sus cargas voltaicas estallando en azulados besos. Alba y José, arden en llamas y miles de vatios arañan sus almas.
Estallan bombillas, explotan farolas, suenan los timbres y …al unísono, se conectan las músicas.
Cuentan que jamás se vio un barrio tan iluminado.

Sinuhé

Cuentan que avergonzaste a las luciérnagas




Cuentan que avergonzaste a las luciérnagas

Cuentan que aquella noche… mientras él la amaba sobre la hojarasca, su cuerpo comenzó brillar y que en el mundo entero, durante unos instantes, la gente un resplandor azulado pudo contemplar.

Cuentan… que desde aquella noche, ya no hay luciérnagas en aquel lugar, que acomplejadas tras verla brillar, volaron hacia otras tierras donde nadie las pudiese encontrar.

Cuentan que todavía… en noches calmas… si uno se acerca en silencio por aquel lugar, puede observar como sin pizca de viento, la hojarasca se eleva intentando volar.

Cuentan que sucedió una noche…
Cuentan que él, la hizo brillar…
Cuentan que no fue un sueño…
Cuentan que fue real.



Sinuhé

Volveré a por ti

Rómpeme… descomponme entre tus piernas
Piénsame en derretidas ceras
Ahuyéntame de lo que no esté cerca

Elévame…muéstrate… rómpeme

Entiérrame dos palmos bajo tus párpados
Gotéame hasta ahogarme en espasmos

…gotéame …

Cultívame, planta en mi pecho tus pechos
Recoléctame y guárdame en tarros pequeños

…cálmame…

Espérame, anochéceme en el cuenco de tus manos

…amanéceme sin prisas…
Sinuhé



Hoy no se me ocurre nada bonito...

Hoy no estoy inspirado, no se me ocurre nada bonito que escribirte como que...“No puedo mirarte directamente a los ojos por que me ciega su salvaje belleza”. No se que pasa, pero mis dedos son incapaces hoy de plasmar cosas como...“Tiemblo como un pequeño niño emocionado cuando me dejas entrever cachitos de tu suave piel, en cómplices noches acurrucadas”. Hoy me abandonó mi musa y de mi pluma no nacen frases del tipo... “Te adoro por que sí, por extrañas coincidencias, porque ya te amé en otras vidas y porque es más fuerte que yo, y yo soy débil en estas cosas”. Hoy no me salen rimas de esas de...“Por que te tengo y no, por que te siento… porque tu eres la luz, el agua y el pensamiento”. Hoy amor, no conseguiré escribir nada bonito. No te diré que te quiero, no te contaré lo que ya sabes… aquello de que sin tus besos muero. Esperaré que pase la noche y que la madrugada, me devuelva de nuevo a mi musa inspirada, para mañana despertarte amor…. con bonitos versos en la cama.

Sinuhé