Cabizbajo y encorvado, camino arrastrando los pies pesadamente por las aceras mojadas de una ciudad triste y fría. Ando zigzagueando…apoyando mi quebrado cuerpo en duras esquinas y refugiándome en extraños portales de esta lluvia que se clava en mis huesos como navajas de hielo.

Me siento sin fuerzas…debilitado…mi sangre domada reclama su almuerzo, dos días estás sin introducirte en mi cuerpo. No soy consciente de mis gestos y la gente se aparta de mí obsequiándome con miradas de desprecio. Con tremendos esfuerzos, anestesiado, vago sin rumbo buscándote por las calles vacías. Dos días hace ya…

Me derrumbo exhausto contra los vidrios de una parada de bus y me dejo del mundo. Se apaga mi luz…ya no resiste mi cuerpo…dos días hace …
Me hago invisible al mundo, nadie me ve, todos ignoran a ese pobre infeliz que bajo la lluvia llora.

Calidez en mis mejillas, siento tu aroma…abro los ojos.
Sostienes delicadamente mi rostro entre tus suaves manos y en mi último aliento besas mis resecos labios.
De repente un torrente de vida sacude mi cuerpo, alimentas mi sangre…me yergo.
-¿Estas bien, amor? Me preguntas..
- Ahora sí. Le contesto. -Tenías razón, perdí la apuesta. No sobrevivo dos días sin chutarme tus besos.

Sinuhé G. (Reeditions)