Y tras muchos años de temerarias aventuras, tras vencer la furia de Poseidón, tras derrotar al cíclope Polifemo, tras no sucumbir al canto de las sirenas y vencer en el embravecido mar a Escila y a Caribdis, tras salir victorioso de Troya, tras resistir a los encantos de la ninfa Calipso, tras burlar las iras de Zeus. Ulises llega de nuevo a Itaca y veloz corre hasta su hogar dónde Penélope lo ha esperado durante los últimos veinte años.
Pero al llegar, junto al telar de su esposa solo encuentra una escueta nota:
Ulises, nunca fui mujer de grandes esperas y odio el punto de cruz, de modo que me marché con Eros, que quizá no sea tan valiente como tú, pero en la cama me vuelve loca, incluso podría decir que es como un Dios del sexo.
Lo siento, pero también te hubiese costado poco el haberme preguntado si quería ir contigo. Sabes que siempre me gustó viajar.
En el armario tienes un tapper con las sobras de anoche, si quieres calentarlo, dile a tu amiguito Zeus que te mande un rayo.


Sinuhé